“To think is easy. To act is hard. But the hardest thing in the world is to act in accordance with your thinking.” — Johann Wolfgang von Goethe
Convertirnos en la persona que queremos ser, la persona que genera más valor para nosotros y para otros, la persona que es “obviamente yo” requiere 2 cosas: saber quién es esa persona y tomar las acciones necesarias para manifestar a esa persona en el mundo.
Las dos cosas son difíciles, pero la más difícil es actuar.
Por suerte podemos aprender a tomar más acción.
Tomar acción no es un talento, no es genético, no es algo que unas personas tienen y otras no. Todos, por ser humanos, estamos hechos para actuar. Claro, una persona puede tener más disposición para actuar que otra, pero no asegura que vaya a desarrollar la habilidad de actuar.
Una habilidad es cualquier cosa que podemos aprender y en la que podemos mejorar.
Si decidimos que “tomar acción” es una habilidad, entonces cualquier persona puede aprenderla, mejorarla y usarla.
Poder movernos hacia nuestro Diseño de Vida y convertirnos en la persona que queremos ser requiere que aprendamos y desarrollemos la habilidad de tomar acción.
¿Cómo aprendieron a andar en bici? ¿Cómo aprenderían a multiplicar? ¿Cómo aprendieron a quejarse menos, a comunicarse mejor en una discusión, a manejar mejor su tiempo, a jugar padel?
Repetición.
La mejor manera de desarrollar una habilidad es tomar acción, aprender y tomar acción de nuevo. Muchas veces. La teoría es épica pero no sirve si no hacemos las repeticiones.
Repetir acciones es épico porque literalmente nos cambian las vías neuronales y hace más fácil volver a tomar la acción, pero también nos cambian nuestra mentalidad e identidad hacia una de tomar esa acción.
Aprender a tomar más acción es el resultado de tener la mentalidad de que queremos hacer más repeticiones del ejercicio de actuar.
El problema es que tomar acción una vez es difícil, ¿cómo vamos a tomar acción repetidas veces?
Reducir el tiempo entre tomar la decisión de actuar y tomar la acción no significa que actuemos de manera improvisada, o irracionalmente rápido.
Es importante que aprendamos a tomar decisiones bien y llevar todos esos procesos, pero una vez que decidimos que vamos a tomar la acción queremos actuar lo más rápido posible.
Aquí pueden ver todo lo que he escrito acerca de tomar mejores decisiones.
La Primera Ley de Newton (confíen en que esto importa jaja) dice que un objeto en descanso solo se mueve cuando una fuerza actúa sobre él y la Segunda Ley de Newton dice que un objeto más pesado necesita una fuerza más pesada para moverse. Cada momento que pasa “la acción no tomada” se hace más pesada y necesita más esfuerzo de nuestro lado para tomarla.
A mí me pasa cuando no voy al gimnasio en el momento que decidí ir. “Quiero ir al gimnasio ahorita. No, voy a ir más tarde. No, ahorita acabo de comer, mejor más tarde. No, mejor primer entrego el trabajo al cliente. Bueno, si fallo un día, no pasa nada.” Y no tomé la acción.
Además, cada vez que decidimos tomar una acción nos estamos prometiendo a nosotros mismos que esa acción va a suceder. Cada día que pasa en que no la tomamos nos estamos quebrando esa promesa. Comenzamos a perder confianza en nosotros mismos para tomar acción.
Reducir el tiempo en el que tomamos la acción construye nuestra confianza de que nos vamos a cumplir a nosotros mismos cuando decidamos tomar otras acciones en el futuro.
“The most difficult thing is the decision to act, the rest is merely tenacity.” — Amelia Earhart
La acción más fácil de tomar es la que ya hemos tomado antes.
No es porque la acción en sí se hizo más fácil o que requiera menos esfuerzo, sino que nos comenzar a identificar como el tipo de personas que toman esa acción.
Si vamos hoy al gimnasio, hoy somos la “persona que va al gimnasio”. Mañana va a requerir la misma cantidad de tiempo y energía ir al gimnasio, pero mentalmente es mucho más fácil porque ya soy “la persona que va al gimnasio”.
Ver reel: “La técnica de las canicas para tomar más acción”
Si además, podemos admirarnos por esa identidad que tenemos, si realizamos acciones que sean admirables según nuestro Diseño de Vida, vamos a reforzar todavía más ese ciclo de confianza, identidad, orgullo y satisfacción en nosotros mismos de que nos estamos convirtiendo en la persona que queremos ser. Eso hace que sea mucho más fácil tomar acción.
“Every thought a person dwells upon, whether he expresses it or not, either damages or improves his life.” — Lucy Mallory
La manera en que nos hablamos y el mindset que tenemos, acerca de las acciones que tomamos afecta la facilidad de tomar esa acción.
Si, cuando vamos a tomar acción, nos hablamos con una “mentalidad fija” (no soy bueno en esto, está fuera de mi control, no tengo el talento para esto), será muy difícil tomar esa acción.
Si, en cambio, nos hablamos con una “mentalidad de crecimiento” (nunca he hecho esto antes pero puedo intentar, lo importante es tomar la acción y lo demás no importa, yo puedo aprender cosas), será más fácil tomar acción.
Leer sobre cómo cambiar nuestras creencias y mindset para vivir la vida que queremos
Es importante que podamos ver que cuando tomamos una decisión de actuar no estamos decidiendo obtener un resultado. El resultado es una consecuencia de la acción, sí, pero depende de muchísimas más factores que sólo la acción — suerte, condiciones, otras personas, etc.
Ligar el resultado a la acción es contraproducente porque si obtengo malos resultados lo más probable es que sea más difícil volver a tomar esa acción.
¿Cómo puedo tener una mejor relación con los resultados de mis acciones? Podemos ver el resultado de una acción como si nos refuerza la identidad de ser “obviamente yo”. Si “obviamente yo”, la persona que quiero ser para vivir mi Diseño de Vida, tomaría esa acción entonces el único resultado que me importa es tomarla.
Lo interesante y paradójico es que, si podemos tomar acciones constantes que sean las correctas para nuestro Diseño de Vida único, independientemente del resultado en el momento, nos van a dar resultados en el tiempo.
Leer: “Cómo lidiar con tener malos resultados”
“Extraordinary results come from taking ordinary action over an extraordinary amount of time.” — Alex Hormozi
Cuando queremos tomar una acción muy grande nos abruma porque tiene muchos pasos, requiere mucho esfuerzo o toma mucho tiempo. Nuestra mente y cuerpo saben, por nuestro procesos de teleoanticipación, que le vamos a tener que dedicar mucho esfuerzo y energía a esa acción y va a ser mucho más difícil tomarla.
Lo que queremos es reducir la fricción para tomar la acción.
Una de las maneras más fáciles de reducir la fricción para tomar la acción es hacer la acción más pequeña, es hacerla más ordinaria.
Entonces, en vez de decir, “voy a entrenar por tres horas”, puedo decir, “voy a moverme cinco minutos”.
Y eso no significa que todas las acciones que vamos a tomar tienen que ser pequeñas, para nada. Pero estamos tratando de desarrollar una habilidad y eso lo hacemos poco a poco. Cuando consistentemente podamos hacer cinco minutos, comenzamos a hacer diez.
No nos gusta tomar acción ordinaria porque creemos que no nos va a dar resultado, pero si comenzamos a ver la acción ordinaria como una repetición que me permite hacer acciones extraordinarias más adelante y que en el tiempo me va a dar resultados extraordinarios, va a ser más fácil tomar la acción.
Es muy fácil un domingo a las 4pm ponernos de meta entrenar el lunes a las 5am, pero si no estamos dispuesto — o no podemos — cumplir con los pre-requisitos para que tomar la acción sea posible, nos estamos preparando para fallar.
Para tomar la acción de entrenar el lunes a las 5am tengo que despertarme a las 4.30am y para eso tengo que dormirme el domingo a las 8.30pm. ¿Estoy dispuesto a hacer eso? ¿Puedo hacer eso?
Si le quisiéramos enseñar a nuestros hijos o alumnos algo, no los mandaríamos a la guerra sin prepararlos con los pre-requisitos. Sabemos que sería un milagro que lo logren así. No nos hagamos lo mismo a nosotros.
La gente que ha tomado acciones épicas tenía miedo de hacerlas.
La gente que ha tomado acciones épicas en la vida no se despertaron un día y mágicamente tenían poder de voluntad. No se despertaron un día a mágicamente tener nuevas habilidades y saber cómo se hacía lo que querían. No se despertaron un día y mágicamente tenían un montón de motivación. Resulta que la gente que sabemos que ha tomado acción increíble han tenido que ser empujados a actuar.
¡Dejémonos ser convencidos a actuar nosotros también! Rodeémonos de personas que saben lo que queremos y lo que somos y tomemos las oportunidades que se nos presentan. Digamos que sí cuando nos sugieren hacer cosas que sabemos que son “obviamente yo”.
Leer: “Cómo vencer el miedo a hacer”
La única manera de vivir nuestro Diseño de Vida es sumar días en los que nos movemos hacia esa vida.
La buena noticia es que igual que podemos aprender a multiplicar o andar en bici podemos aprender a tomar acción. Lo que quiere es una mentalidad en que lo vemos como una práctica, y no como la obligación de obtener un resultado específico.
Esa práctica no solo los va a acercar a ser “obviamente yo” y a sus Diseños de Vida sino que les va a dar la libertad que siempre han estado buscando.
Hace muchos años aprendí que la libertad real no es tener la oportunidad de hacer lo que quiera porque tengo el tiempo o el dinero. De nada sirven el tiempo y el dinero si no podemos tomar la acción para usarlos para lo que queremos.
La verdadera libertad es confiar en que podemos tomar acción para movernos hacia lo que queremos.
“Running the ultimate experiment: What if everything you wanted to do, you just did?” — Oren John
Cero spam. Sólo mis mejores ideas y de vez en cuando anuncio de productos épicos diseñados para ayudarles a diseñar sus vidas y/o mejorar sus habilidades de negocios.