Cómo aprender a esforzarse por cosas importantes aunque no sepamos si van a salir bien

June 21, 2024

En estos días de vacaciones he pasado mucho más tiempo con mi hija.

Durante ese tiempo, para bien o para mal, ella se ha aburrido mucho.

Aunque hacemos muchas actividades intencionales épicas, durante gran parte del día yo tengo que trabajar y ella se aburre.

He notado que por más aburrida que esté, y por más ideas de cosas nuevas que yo le dé, siempre escoge hacer las mismas cosas: jugar con los juguetes que están más a la mano y hacer las actividades que siempre hace.

El resultado siempre es el mismo: en 5 minutos me busca para decirme que ya se aburrió otra vez pero no quiere hacer las cosas nuevas o buscar otros juguetes porque — desde antes — ya decidió que no va a encontrar nada que le guste.

He estado pensando en cómo ayudarle a mi hija a cambiar la manera en como ve sus juguetes/actividades y hace un par de días que tuve la oportunidad de dar un taller empresarial sobre Growth Mindset me topé con algo curiosamente similar.

"Juan, ¿de qué sirve dedicarle tanto esfuerzo a tratar de resolver este problema que tengo si no sé ni siquiera si lo voy a poder resolver y además, mañana yo sé que voy a tener otro problema nuevo? Es en vano."

** Esta es una pregunta real que me hicieron durante un ejercicio 1 a 1 cuando hablamos de si son pesimistas u optimistas, refiriéndose a los problemas de la vida personal y trabajo.

Mi hija y esta persona están pasando por lo mismo: les cuesta entender por qué dedicarle esfuerzo a algo que no tiene por seguro que les va a gustar o que va a salir bien.

La fisiología del esfuerzo

Hemos hablado varias veces antes del concepto de teleoanticipación — un proceso fisiológico que hace nuestro cerebro para poder anticipar la cantidad de energía que vamos a necesitar para algo y poder regular cuánto esfuerzo hacemos y en qué lo hacemos.

A pesar de que hemos evolucionado y cambiado nuestro ambiente radicalmente, nos siguen rigiendo procesos primitivos naturales que se desarrollaron para asegurar que nos pudiéramos mantener vivos en ambientes naturales, inseguros y, muchas veces, hostiles.

Nuestro cerebro está constantemente haciendo cálculos de supervivencia según lo que percibimos de nuestro ambiente, nuestras experiencias pasadas y las decisiones que tenemos que tomar.

Fisiológicamente no es natural que queramos usar energía (esfuerzo, estrés, cansancio, calorías, tiempo) para cosas que (a) son peligrosas o (b) inciertas.

Hace milenios, esto tenía mucho sentido: no queremos tratar de escalar una montaña que no sabemos si vamos a poder escalar porque podemos quedarnos sin comida o nos puede comer un depredador. Preferimos darle la vuelta a la montaña por el camino que ya conocemos, aunque escalar la montaña nos pudiera dar mejores resultados. La meta no era buscar mejores resultados, era ahorrar energía para estar seguros.

Tomar esa decisión no era un proceso racional o emocional — eran procesos fisiológicos involuntarios. Y esos procesos se daban, quisiéramos o no, porque estaban diseñados para mantenernos vivos.

La jungla de la vida moderna

Aunque la vida de hoy no nos amanece con cocodrilos que nos quieren comer, o con la posibilidad de no encontrar comida, esos mismos procesos e instintos primales siguen guiando nuestras acciones y emociones.

El mismo mecanismo de ansiedad, estrés y miedo que se activó en un humano hace milenios cuando vió un tigre es el mismo que se activa hoy para un humano que tiene que hablar en público o decidir cambiar de carrera.

¡Nos asustamos del tigre aunque ya no haya ningún tigre!

De la misma manera, el proceso de teleoanticipación y manejo de energía que usamos hace milenios lo usamos hoy.

Si creemos que una acción va a ser en vano, peligrosa o incierta vamos a estar menos propenso a usar nuestra energía para eso.

Nunca nos cuesta usar energía para las cosas sobre las que tenemos certezas o no son peligrosas.

¿Scrollear Instagram hasta quedarnos dormidos? Para eso no dudamos.

Preferimos usar energía en eso que es cero peligroso y tiene cero incertidumbre que sentarnos a trabajar en nuestro emprendimiento que es muy incierto y nos amenaza aunque no sea una amenaza física sino emocional.

Por ejemplo, comenzar a ir al gimnasio cuando nunca hemos ido es muy difícil. Hay mucha incertidumbre emocional e incertidumbre de si vamos a obtener resultados por el esfuerzo que hacemos. Pero cuando ya sabemos que todo va a salir bien y cuando comenzamos a ver resultados se hace cada vez más fácil ir.

Entender esto es clave porque, entendiéndolo, podemos trabajar en cambiar como percibimos nuestro contexto, experiencia y las decisiones que tenemos que tomar para que sea más fácil usar nuestra energía para las cosas que queremos, aunque sean inciertas.

Imagínense a Sísifo feliz

En la mitología griega, Sísifo estaba condenado a etenernamente empujar una roca gigante cuesta arriba en una montaña, pero siempre que llegara a la cima la roca rodaba hacia abajo y tenía que volver a comenzar — por siempre.

Esta imagen de Sísifo se usa mucho para describir cosas que tenemos que hacer que no tienen sentido. ¿Para qué voy a usar mi esfuerzo, energía y tiempo en empujar una piedra que nunca va a llegar a la cima y va a volver a caer?

De igual manera, si no creemos que ir al gimnasio pueda funcionar, ¿para qué voy a usar mi energía, esfuerzo y tiempo en ir?

Si mi hija desde antes decidió que no va a encontrar nada que le vaya a gustar dentro de sus juguetes y actividades, ¿para qué va a buscar?

No queremos ser Sísifo, malgastando nuestra energía y esfuerzo a cosas que creemos que no tienen sentido o que nunca nos van a dar lo que queremos.

Pero, ¿qué tal si imaginamos que Sísifo era feliz empujando su piedra eternamente por la montaña?

Leí esta pregunta en una interpretación del filosófo Albert Camus sobre el mito Sísifo y me puse a pensar.

¿Qué tal si nuestra felicidad viene de poder dedicarle energía y esfuerzo a cosas, en lugar de dejar de actuar porque nuestros instintos primitivos y emociones modernas nos congelan?

¿Qué tal si la felicidad no viene de dedicarle sólo a cosas que nos dan seguridad, sino a dedicarle energía a las cosas que nos parecen importantes — aunque no sepamos qué nos van a dar?

¿Qué tal si la felicidad viene de saber que estamos dedicando nuestra energía a las cosas que nos importan aunque nunca lleguen a estar "resueltas" completamente y tengamos que seguir dedicándole esa energía día a día por siempre?

¿Qué tal si felicidad viene saber que podemos averiguar si algo nos gusta o no, si algo funciona o no o si algo vale la pena o no dedicándole energía y esfuerzo? Y que si al final no nos gusta o no funciona o no vale la pena, tenemos la felicidad de haberle dedicado energía para haber podido aprender.

Imaginar a Sísifo feliz me emociona.

Significa que yo también puedo estar feliz usando mi energía día a día aunque no sepa que vaya a pasar.

Puedo ser feliz dedicando energía y esfuerzo a mis relaciones sabiendo que tendré que trabajar en ellas todos los días. Ser feliz dedicando energía a mi trabajo, sin esperar que algún día ya no haya problemas. Ser feliz dedicando energía a ir al gimnasio por primera vez o terapia por primera vez o a cualquier "primera vez" sin esperar a saber qué va a pasar antes de hacerlo.

Aprender a atribuir nuestra felicidad a la posibilidad de dedicarle energía y esfuerzo a lo que nos importa nos va a llevar a tomar más acción, aprender más cosas, generar más valor y ser más felices que si nocomo Sísifo feliz.

¡OJO! Esto no significa que siempre se tienen que esforzarse y poner buena cara

Imaginar a Sísifo feliz no es un llamado a sufrir. No tenemos que esforzarnos por las cosas que no nos parecen importantes, que no tienen un significado.

Muchos creen que Sísifo empujaba su piedra eternamente sin sentido, pero no. Sísifo estaba reparando las acciones negativas que había tomado en su vida anterior. Empujar esa piedra eternamente tenía todo el sentido del mundo.

En mis notas del 2020 encontré esto:

"Esfuerzo sin razón = sufrimiento.
Esfuerzo con razón = misión."

Nuestro esfuerzo, por más incierto que sea el resultado o por más miedo que tengamos, es valioso si se alinea a las cosas importantes de nuestra vida.

Cualquier esfuerzo de alinearnos más a nuestros valores de Diseño de Vida es valioso porque es nuestra misión.

Cualquier esfuerzo que le dedicamos a cosas que no se alinea a nuestro Diseño de Vida es esfuerzo que no le podemos dedicar a lo que es importante.

Emociónense de tener la posibilidad de dedicarle energía y esfuerzo a las cosas que les importa. No se preocupen por qué va a pasar, solo sepan que decidir dedicarle la energía es la meta.

He estado jugando un juego con mi hija en el que ella gana puntos por inventar juegos con sus juguetes o sacar actividades nuevas. Si tiene una idea se gana 1 punto, si prueba la idea se gana 2 puntos y si escribe a la par de la idea si le gustó o no le gustó se gana 3 puntos. (Puntos canjeables por helados o juguetes con un mínimo de 1,000 😂).

¡Ahora se esfuerza por inventar cosas aunque no sepa si le van a gustar o no! No importa si le gusta o no le gusta, lo que importa es averiguar.

Y ¿adivinen qué? Resulta que ha terminado encontrando muchísimos juegos y actividades que nunca creyó que le iban a gustar.

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