Darnos cuenta de que podemos cambiar no nos hace cambiar

February 11, 2022

Mi amiga de toda la vida me dejó de seguir.

Hablé con ella (¡somos amigos desde primaria!) y me dijo — con mucha pena — que había dejado de seguir mi Instagram porque cada vez que posteaba sobre madrugar la hacía sentir mal.

Ella quería madrugar pero no lo hacía. Cada post mío a las 5am sobre tener días épicos la hacía sentirse mal con ella misma por no hacerlo.

Un tiempito después hablé con otra persona que lee estos newsletters (Para los lunes) después de que me contestó esto a uno de mis correos (la verdad me asusté):

Cuando hablamos me dijo que mis ideas la inspiraban y le daban muchísima motivación para hacer los cambios que quería en su vida, pero que, a pesar de la motivación, al cabo de un par de semanas se comenzaba a sentir mal porque no tomaba acción.

Después se volvía a motivar otra vez y comenzaba un columpio de motivación y desmotivación.

Pareciera que mi contenido en vez de cumplir la misión de ayudar y motivar más bien estaba haciendo lo contrario.

¿Qué hace que me haga sentir mal el consejo o el contenido que me debería de estar haciendo sentir bien?

Hay dos pasos en el proceso de cambiar algo en nuestra vida para lograr lo que queremos:

  1. Darnos cuenta de que existe una mejor versión de nuestra vida y que es posible tenerla
  2. Comenzar a tomar acción, con estructura y hábitos para lograr tener esa vida

Darnos cuenta que es posible estar mejor no genera el cambio. El primer paso solo nos indica que un cambio es posible pero es importantísimo porque nos inspira, motiva y da energía. Nos imaginamos en ese nuevo mundo que acabamos de descubrir que existe y queremos estar ahí. Sin este paso no podemos pasar al segundo.

Después viene el proceso difícil, el de tomar acción. En este proceso nos damos cuenta de algo que nuestra imaginación no nos quería enseñar antes: lo difícil que es. Este paso requiere menos de imaginación y más del trabajo difícil de crear cambios mentales y físicos.

No le huimos al cambio en el paso uno, le huimos durante esta segunda parte del proceso. Es difícil.

**Creanme: yo no culpo a nadie por dejarse vencer por el trabajo tan difícil de tratar de alcanzar un cambio. Cambiar es tal vez el trabajo más difícil que existe.

Y como lo vemos difícil — tan difícil que tuvimos que detenernos — comenzamos a creer que tal vez esa vida que queríamos tener no era tan posible.

¿Tal vez madrugar solo es posible para personas con ciertas habilidades o genética? ¿Tal vez algunos mundos no son posibles para nosotros y sólo para otros?

Este es el principio del fin para nuestros procesos de cambio porque dejamos de creer que nosotros sí podríamos tener esa vida o ese mundo que nos habíamos imaginado.

Perdemos fe y confianza, porque si otras personas pueden tenerlo pero a nosotros nos cuesta tanto, ¿tal vez eso significa que hay algo malo con nosotros?

No hay nada de malo con nosotros.

A veces se siente que sí porque no vemos la cantidad de veces que esas otras personas fallaron antes de lograrlo.

Y no vemos a todas las otras personas que han fallado y siguen fallando.

Sentimos que somos solo nosotros los que no podemos vivir la vida que queremos en el mundo que queremos.

Cómo no huirle al proceso de cambio

Mi amiga me dejó de seguir (aunque me dijo que todavía me quiere) porque mis posts sobre madrugar se convirtieron en un recordatorio de que ella no podía hacer el trabajo difícil de vivir la vida que quería.

Phil Stutz, el reconocido psicólogo (les recomiendo el documental Stutz en Netflix), dice que es algo muy humano el querer esconder lo que nos hace avergonzarnos.

Escondemos las partes de nosotros mismos que no nos hacen sentir admiración por nosotros mismos y cualquier cosa que nos lo recuerde — por más bien intencionado que sea el recordatorio.

El problema grave, dice Stutz, es que entre más escondamos lo que nos averguenza, más nos hace avergonzarnos. No lidiar con los obstáculos nos hace sentirlos más.

“But the beauty is once you stop hiding it, you can relax and then you get flow. If you stop hiding your Shadow, if you stop hiding the human part of yourself, you get flow. And that’s what everybody wants.” — Phil Stutz

Si no escondemos los recordatorios y consejos de cambio — si más bien los aceptamos, los integramos y los incorporamos al proceso — podemos sentirnos bien con esa parte de nosotros y aprender a trabajarla.

¡Los mismos consejos y el contenido que nos recuerda lo que no estamos logrando también puede recordarnos lo que queremos!

Claro, poder convertir los recuerdos en cosas positivas requiere un cambio en cómo los abordamos.

¿Qué pasaría si tratamos el contenido y los consejos acerca de la vida que queremos vivir como un vision board?

Los vision boards son tan populares porque la "visualización" funciona. Literalmente "ver" las cosas que queremos cambia la manera en que nuestro cerebro procesa información relacionada a esas cosas. Es ciencia.

Además, los vision boards tienen un componente psicológico importante: los llenamos con lo que queremos, pero nunca nos hacen sentir mal. Son un recordatorio de algo que decidimos querer desde un lugar de abundancia y no lo resentimos.

De miles de conversaciones he llegado a la conclusión de que el contenido de crecimiento, desarrollo personal, etc puede llegar a tener un efecto diferente: es posible que lo comencemos a consumir porque creemos que estamos mal de alguna manera y queremos resolverlo.

¿Qué pasaría si vemos este contenido no como una manera de resolver un problema que tenemos, sino desde las ganas reales de recordarnos de la vida que queremos?

Podemos comenzar a tratar ese contenido como un "vision board":

  1. Re-enmarcarlo: los vision boards funcionan porque los creamos desde un lugar de abundancia — o sea, estamos bien y queremos mejorar. Deberíamos de ver el contenido que seguimos de la misma manera, no tenemos nada malo, somos valiosos, estamos bien — pero quisiéramos mejorar algunas cosas. Si no las cambiamos no pasa nada malo.
  2. Absorberlo: los vision boards funcionan porque la visualización repetida y constante genera cambios en nuestra mente. De igual manera el contenido deberíamos de consumirlo de manera repetida y constante. Para esto podemos usar cuentas de IG y TikTok que generen contenido valioso y marcarlas como favoritas. O newsletter constantes como este 😉
  3. Control y autonomía: el vision board no funciona solito, tenemos que tomar acción. El recordatorio del vision board es hacer las cosas que nos acercan a lo que queremos. Si queremos cambiar algo podemos hacerlo. Cuando queramos. Si no queremos hacerlo hoy o no podemos hacerlo hoy, eso no significa que no podemos hacerlo mañana. Por suerte el recordatorio va a estar ahí mañana (o pronto) para que podamos volver a tomar la decisión de actuar — o no.
  4. Personalizarlo: Los vision boards son personales por definición. Agregamos lo que queremos nosotros, con fotos o visuales son que nos llaman la atención a nosotros según nuestro gusto. Son para nuestra vida, no la de nadie más. De manera similar, deberíamos de personalizar el contenido y consejos que recibimos. Es imposible para mi hablar de un tema y hacerlo específico para cada una de sus vidas, pero ustedes pueden tomar la idea principal y escribir cómo lo aplicarían a sus vidas, según lo que ustedes quieren.

Abordar ese tipo de contenido como un vision board va a facilitar el trabajo difícil de traer al mundo real el mundo épico que se imaginan — de poder cambiar lo que quieren cambiar.

Creo firmemente que recibir contenido frecuente, que escogimos seguir porque sabemos que mejora la vida épica que ya tenemos, entenderlo como un recordatorio de actuar cuando queramos y podamos y poder modificarlo a nuestra propia vida, nos va a cambiar para bien.

¡Ojo! Si el contenido y los consejos no agregan valor a sus vidas y sólo los estaban consumiendo porque creían que tenían que hacerlo — ¡dejen de seguirlo! Por supuesto.

La gente que lo logra no es más inteligente, talentosa o dichosa que nosotros.

Lo que sí lograron, seguramente después de muchísimos intentos, fue pasar del proceso de darse cuenta que existe un mundo y una vida mejor (para ellos) al proceso de hacer el trabajo difícil de vivir en ese mundo.

Si hay contenido que los motiva, síganlo leyendo. Sigan aunque a veces se sienta como que no es para ustedes. Si los motivó en algún momento es porque es un recordatorio de lo que ustedes realmente quieren.

No es necesario actuar sobre cada recordatorio, sólo recibir el valor de recordar que ese mundo que quieren vivir es posible y hay maneras de lograrlo cuando decidan actuar.

Cuando no quieran o puedan actuar, recuerden que no están solos. Muchas personas épicas estamos esperando, fallando y llevando el mismo proceso.

Y si sí deciden actuar, suerte. Va a ser difícil. Lo bueno es que también habemos otros haciendo esas cosas difíciles.

Por mi lado por aquí voy a estar todos los lunes. Me pueden leer motivados o sin motivación, para recordar algo que quieren o armarse de herramientas para cuando vayan a tomar la decisión de actuar.

Yo estoy en el mismo camino que ustedes.

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