Durante su vida, la persona promedio no tenía ni idea de quién Da Vinci. Incluso en las élites, Leonardo tenía muchísima menos fama que Miguelangel y Rafael. El ícono de hoy murió en 1519, olvidado y exiliado en Francia.
Leonardo pintó Última Cena, la obra que lo hizo famoso, en las paredes de la iglesa Santa Maria delle Grazie en un pueblito en Milan donde solo la conocía la poca gente local. Para su muerte en 1519 la obra estaba casi destruida y era desconocida.
Menos de un siglo después La Última Cena era la imagen más conocida de Europa. ¿Cómo?
Los genios de la época habían lograr crear un sistema de grabado en cobre que podía replicar imágenes y resultó que La Última Cena, por más desconocida que fuera, tenía las características perfectas para este tipo de réplica por su tamaño y falta de detalles ópticos. Esto hizo que fuera la primera imagen distribuidamente en el continente Europeo con sus réplicas de diferentes tamaños y versiones.
Un meme es un concepto que se copia y se replica sin el esfuerzo de creador original. La Última Cena se convirtió en un meme sin el cuál no conoceríamos a Leonardo Da Vinci.
La obra de Leonardo, por más importante e impactante, no hubiera llegado más lejos de las paredes de la Iglesia en Milán ya que copiarla a mano no hubiera sido viable. De no ser por el avance tecnológico de la época y las características físicas que - por suerte - tenía la obra, no hubiéramos conocido La Última Cena como la conocemos hoy.
La distribución de una idea, concepto o producto no depende sólo de su calidad, sino de la facilidad de replicarlo o distribuirlo.
Lo que da lástima es que el propio Leonardo no hubiera podido ver cómo su obra impactó el mundo.
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