Hacer cosas difîciles—incluso "feas"—por decisión propia tiene muchísimo valor. Aprender a confiar en que uno puede hacer cosas difíciles o que no dan satisfacción instantánea da libertad real.
En la vida tenemos que tomar decisiones todos los días pensando en qué nos va a beneficiar más. Generalmente hay una opción más "fácil" o "rica" que la otra. ¿Me como la pizza o la ensalada? ¿Madrugo o duermo? ¿Emprendo o sigo con mi trabajo estable?
Creemos que tenemos la opción entre la difícil y la fácil, pero no.
Si no confiamos en que podemos hacer cosas difíciles entonces las opciones difíciles no son una opción. Es como si no existieran.
Si no tenemos opciones, no somos libres. Es como estar encarcelados por la opción fácil aunque no sea la que queramos.
En cambio, si confiamos en nuestra capacidad de hacer cosas difíciles tenemos una decisión real: podemos igual de bien escoger la fácil o la difícil.
Hacer cosas difíciles es una habilidad, se puede desarrollar y hay que desarrollarla. Si nos "entrenamos" en hacer cosas difíciles por decisión propia entonces vamos a poder hacer cosas difíciles cuando realmente necesitemos (saludo, felicidad, etc).
3 pasos para entrenar la "dificultad por gusto":
Ejemplos de cosas difíciles para entrenar (aunque no tenga nada que ver con la cosa difícil que quieren hacer):
Cualquier cosa que nos saque de la zona de confort, hecho de manera repetida, nos da la confianza de que somos capaces de hacer cosas difíciles.
Esto no es un llamado a hacer cosas difíciles o "feas" por un "culto al sufrimiento" o por una competir con otros, es porque queremos poder tener esa herramienta en nuestro arsenal cuando la necesitemos.
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