En 1954 Ernest Hemingway ganó el Premio Nobel de Literatura y se lo ganó escribiendo apenas 500 palabras al día.
Cuando pensamos en éxito o en logros extraordinarios también pensamos en esfuerzos extraordinarios o "talento mágico", pero de Hemingway y de muchísimos otros "high achievers" podemos aprender que eso no es cierto. Más que talento mágico y esfuerzo sobrehumano lo que necesitamos es output consistente.
Esta es la productividad de Hemingway para una semana de trabajo en 1953:
Los esfuerzos consistentes sostenidos en el tiempo generar resultados impresionantes. Pero para poder lograrlo tenemos que superar la creencia de que tenemos que tener todo rápido y de que tenemos que quedar agotados para sentir que trabajamos.
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