La buena suerte hay que manufacturarla

La suerte es el resultado de la colisión que tenemos nosotros con el mundo, con otras personas, con otras ideas, con otros objetos, con otras ideologías y la ruleta rusa de cosas que nos tira la vida.

Dejar que esas colisiones sucedan sin nuestra intervención es “suerte general” y puede tener resultados buenos, malos o regulares, cualquiera d fuera de nuestro control.

¿Podríamos manipular esas colisiones para aumentar la probabilidad de tener buena suerte? Si pensamos en las cosas con las que podemos colisionar podemos hacer algo al respecto:

1. El mundo: colisionar con el mundo suena como algo grande, pero en realidad es nuestro contexto. Si estamos en un contexto productivo vamos a colisionar con más elementos productivos. Si pasamos todo el día en una universidad es probable que terminemos estudiando más o trabajando con profesores.
2. Las personas: colisionamos más con las personas que tenemos alrededor y lo bueno es que podemos escoger quienes son. Naturalmente tenemos personas alrededor pero podemos intencionalmente buscar interactuar con el tipo de personas que pueden generar la suerte que queremos.
3. Las ideas: ahora consumir ideas es lo más fácil del mundo y podemos ser intencionales con curar lo que leemos, a quién seguimos y con quién y cómo discutimos esas ideas.

La “suerte” solo nos pasa, pero la “buena suerte” necesita que le demos la oportunidad de encontrarnos.

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