En 1957, el historiador naval británico C. Northcote Parkinson, desarrolló su teoría de la Ley de Trivialidad: "le damos mucho más peso a los temas triviales de nuestras vidas que los temas significantes".
Supongamos que queremos comenzar un emprendimiento. Podríamos separar los pendientes en dos categorías: los triviales (que no generan un impacto grande en el negocio), y los importantes.
Importantes: definir el modelo de negocio, crear una estrategia de marca, definir oferta de ventas, precio, etc.
Triviales: abrir un Instagram, comprar el www, hacer camisetas, diseñar stickers.
Los pendientes importantes tienen un problema: son los que van a tener un impacto real, pero son los más difíciles de hacer. Generalmente son más complejos, toman más tiempo, nos dan miedo y ansiedad y nos frustran.
Aún cuando sí nos sentamos a hacer el trabajo sentimos que no avanzamos porque es mucho de pensar, de escribir y tachar las ideas anteriores y los resultados no son tan tangibles. No se siente lo importantes que son porque se sienten abrumadores.
¡En cambio los pendientes triviales dan golpes de dopamina! Son mas pequeños y sencillos, podemos tacharlos des "to-do's", podemos enseñárselos a otra gente y sobre todo generalmente vemos el resultado inmediatamente. ¡Sentimos que estamos avanzando!
Todo en nuestra vida tiene temas triviales e importantes: su trabajo, su salud, sus relaciones, sus hobbies, etc. La mejor manera que yo he descubierto para darle importancia a lo importante es planificar mi día.
OJO: ¡No sólo hacer una lista de pendientes! Cuando solo hacemos al final terminamos escogiendo los pendientes triviales encima de los importantes.
Planificar el día es:
La idea aquí no es ser mega productivo, es darnos cuenta de la Lay de la Trivialidad para ser más intencionales en lo que decidimos trabajar.
Cero spam. Sólo mis mejores ideas y de vez en cuando anuncio de productos épicos diseñados para ayudarles a diseñar sus vidas y/o mejorar sus habilidades de negocios.