Descubrí la manera de saber si estoy tomando una buena decisióno no.
Nathy es diseñadora. Pero no estudió diseño.
De hecho, nos contó en el MeetUp del sábado que la decisión de dedicarse profesionalmente al diseño la tomó "tarde", a los 32 años.
Toda la vida su interés fue el arte y diseño, pero cuando llegó el momento de escoger una carrera "no sabía qué tenía que ser a mis 17 años", dice Nathy.
Estudió Ingeniería y duró 1 año. Decidió estudiar biología como su papá y matriculó Agronomía como segunda carrera. Dejó ir esa segunda carrera y matriculó Educación Pre-Escolar como segunda carrera. También la dejó ir. Finalmente se graduó como Bióloga.
Y decidió sacar un técnico en diseño para construcción.
Trabajó 2 años en una empresa de construcción pero no se encontró.
Volvió a lo que ella quería ser en el día a día: artista, diseñadora.
"Mi maestra de primer grado encontró mi contenido en RRSS y me dijo que qué dicha que finalmente había decidido ser lo que siempre había sido: artista", nos contó Nathy en el Meetup.
A Nathy le pasó lo que a muchos nos pasa. Tomamos decisiones que creemos que nos van a dar la vida que queremos pero (a) no confiamos en el momento que sean las "correctas" y (b) nos damos cuenta que esas decisiones que tomamos no nos ayudan a vivir la vida que queremos.
Pero, entonces, ¿cómo saber cuáles tomar?
La primera decisión "grande" de vida la tomamos a los 17 años cuando decidimos cuál carrera vamos a estudiar en la universidad pero, como decía Nathy, no sabemos qué queremos de la vida realmente. ¿Cómo vamos a escoger?
Necesitamos un marco de referencia para tomar cualquier decisión. Un marco conceptual que nos indique que es la decisión correcta. Esto es un tema fisiológico evolutivo.
Instintivamente tomamos decisiones con un marco muy muy simple: tomamos las decisiones que nos mantengan vivos y que procreemos. Sabiendo eso, podemos saber qué acción tomar.
Pero cuando ya no nos tenemos que preocupar por ser atacados por un tigre diente de sable, ¿cómo tomamos decisiones?
No nos gusta la incertidumbre, la incertidumbre nos lleva a la inacción y a la ansiedad. Entonces buscamos marcos de referencia — aunque sean ajenos — y nos aferramos a ellos.
Cuando tenemos 17 años no nos han enseñado a evaluar la vida que nosotros mismos queremos vivir. Eso no pasa en el colegio y, por lo menos en mi adolescencia, nuestros papas no nos hablaban de eso. Nuestro marco de referencia para tomar decisiones no se basaba en nuestro concepto de una buena vida, se basaba en una combinación de lo veíamos de nuestros papás, lo que nos decían en el colegio y lo que veíamos en la sociedad.
Por ejemplo, aunque nunca se me dijo explícitamente que no pudiera estudiar algo, en mi familia las posibilidades eran ingeniería, medicina, negocios y derecho. Yo nunca pensé si estudiar alguna de esas cosas era lo que quería para mi vida. Solo pensé que ese era el único marco que tenía para tomar mi decisión.
De acuerdo a ese marco de referencia mi decisión era la correcta, pero para mi no lo era. Mi marco no era ese marco.
J.R.R. Tolkien no iba a escribir a Lord of The Rings. El era un profesor de literatura en Oxford en 1920 y los profesores de literatura tenían un marco de referencia para tomar decisiones en el que la "fantasía" no era trabajo serio digno de un profesor de ese calibre.
Al final su amigo C.S. Lewis lo convenció de no tomar la decisión con un marco de referencia ajeno, sino crear una propio. El resto es historia: los libros de LoTR han vendido más de 600 millones de copias.
Muchas personas toman la decisión de comprar una casa porque la "sociedad" les dice que alquilar es un error. Muchas personas tomamos la decisión de estudiar Ingeniería porque nuestros papás creen que es una carrera prestigiosa y lucrativa.
Esas decisiones no las tomamos por "la persona que queremos ser". Ni siquiera las tomamos por lo persona que otras personas quieren que seamos. Las tomamos por lo que otras personas, u otros marcos de referencia, creen que tenemos que tener.Tomamos esa decisiones por un "resultado" que alguien nos dice que tenemos que tener.
"Tener una casa te hace ser exitoso y tener estabilidad".
La presión por comprar una casa no toma en cuenta el tipo de vida que queremos vivir ni la persona que queremos ser. Ese marco de referencia se basa en una apuesta de que "una buena vida" será le resultado después de obtener de tener esa cosa. Pasa igual para escoger una carrera o bienes materiales o temas físicos estéticos.
¿Pero si no queremos estar endeudados y sentir esa presión? ¿Si prefiero maximizar ir a natación con mi hija un miércoles en la tarde sobre un carrera prestigiosa? ¿Si prefiero maximizar mi salud que mi look?
Esos marcos de referencia se enfocan en el resultado final y apuestan a que, si obtenemos ese resultado, vamos a ser felices. Pero ese marco de referencia nunca se preocupó por entender qué es lo que realmente me hace feliz ni los días que quiero vivir.
Vivir una vida épica no es llegar a "obtener" algo. Vivir una vida épica es la persona que soy mientras vivo todos mis días sabiendo que "vivir" o "una buena vida" no es un destino al que llego y ya — que es el viaje que no termina hasta el puro final.
Claro, si queremos crear un marco de referencia de toma decisiones para toda una población es imposible tomar en cuenta los matices de lo que para cada persona significa "vivir una vida épica". Las religiones no pueden tomar en cuenta la postura espiritual y los matices con que interpretan los valores cada una de las personas de la congregación. No podría haber un marco de referencia.
De la misma manera, educar a toda una población requiere que creemos marco de referencia generales.
Pero nosotros no queremos ser solo una parte de una población que se mueve en conjunto bajo un marco de referencia generalizado de lo que es "una vida épica".
Nosotros queremos crear nuestra propia definición con nuestro propio marco de referencia para tomar esas decisiones.
Eso es Diseño de Vida. Es un proceso hiperpersonalizado que nos ayuda a definir lo que nosotros (no nadie más) define como una vida épica.
Y teniendo eso podemos saber si estamos tomando las decisiones correctas o no.
Más sobre Diseño de Vida: https://www.juanjosemunoz.com/diseno-de-vida
Leer más sobre crear marcos de referencia para nosotros mismos: https://www.juanjosemunoz.com/blog/ser-obviamente-yo
"If your choices are beautiful, so too will you be." — Epictetus
Si queremos saber si una decisión nos acerca a la vida que queremos vivir o no solo tenemos que preguntarnos esto:
"¿Lo que me importa es la opinión sobre la decisión o lo que importa es la persona que esta decisión me permite ser cada día que viva mi vida después de tomarla?"
Una "buena" decisión de Diseño de Vida nos sirve a nosotros, no a nadie más. Literalmente deberíamos de ver una decisión como un "sirviente" cuyo uno propósito es servirnos para que podamos vivir la vida que queremos.
Si tomamos una decisión basándonos en que nos va a dar el tipo de vida que queremos en el día a día, es una buena decisión. Si tomamos una decisión basándonos en la personas que nos va a permitir ser en el proceso, sin importar el resultado, es una buena decisión.
Si tomamos una decisión basándonos únicamente porque "mis papas", "mis amigos", "el gurú del libro que me leí", "mi pareja", "la sociedad", "mis creencias" van a tener una opinión positiva sobre la decisión — vamos mal. Si tomamos la decisión sabiendo que si sale mal vamos a estar infelices — vamos mal.
Si nos damos cuenta que lo que importa es cómo se ve la decisión y no la vida que nos habilita esa decisión, ahí es cuando sabemos que estamos tomando una decisión por alguien más y no por nosotros mismos.
Esa decisión "hermosa" de la que hablaba Epícteto es la que nace de lo que lo que yo realmente soy y realmente quiero. Si tomo esa decisión que nace de lo que yo realmente soy y realmente quiero me voy a hacer más de lo que yo realmente soy y quiero.
Si tenemos claro nuestro Diseño de Vida tenemos la agencia para tomar las decisiones que nos sirvan a nosotros. Si no, vamos a tener que adoptar los marcos de referencias generales dentro de los que no caben nuestra satisfacción única y personal.
Al final Nathy tomó una decisión de ser diseñadora pensando en la persona que quería ser y el proceso del día a día de vivir su vida.
Pero eso no siginfica que Nathy tenga que dejar de lado otras convenciones generales como ambición o riqueza.
Tampoco significa que no vaya a sufrir en el proceso o que vaya a ser difícil o que no vaya a ponerse triste si sale todo mal.
Tampoco significa que tenga que ignorar los consejos de sus papás o irse por carreras no tradicionales o no pensar en ser parte de una cultura.
No significa que tengamos que ser rebeldes y contrarios — para nada.
Lo que significa es que está tomando una decisión, sabiendo que no está en control del resultado, tratando de maximizar su vida más allá del resultado en sí y con la confianza de que es lo que ella quiere y no lo que tuve que escoger porque no sabía.
Significa que si decidimos ir más cerca de las convenciones generales que lo estamos haciendo porque realmente nosotros queremos y que, si es el caso, tenemos todo el permiso del mundo para ser rebeldes.
Saber si estamos tomando una buena o mala decisión es sencillo — solo tenemos que dedicar tiempo y energía a diseñar nuestra propia vida, que es nuestro propio marco de referencia.
**Si quieren aprender de diseño gráfico y marcas y/o si quieren trabajar directamente con Nathy en algún proyecto síganla en @natiferabranding en TikTok e Instagram.
Cero spam. Sólo mis mejores ideas y de vez en cuando anuncio de productos épicos diseñados para ayudarles a diseñar sus vidas y/o mejorar sus habilidades de negocios.