Me me quise estresar este fin de semana largo.
No había escrito este correo y no tenía idea de qué escribir.
Quería poder hacerle justicia al Día de la Madre, sobre todo porque el año pasado le dediqué horas de horas a este artículo y a mi mamá le encantó. Pero la semana pasada no tuve el tiempo de sentarme a escribirlo y este fin de semana estábamos de paseo con mi mamá y quise dedicarle el tiempo necesario a la familia.
Siempre me terminé estresando. Pero solo un ratito el viernes. Porque me di cuenta de dos cosas:
En el día a día aprendo de mi mamá que ser mamá no la define.
Cuando digo que no la define, no me refiero a que pase poco tiempo siendo mamá o que piense poco en sus hijos (y ahora nieta), me refiero a que mi mamá es Gilda Ortiz y Gilda Ortiz es una persona que tiene valores definidos, que vive su vida para que todos los días sean plenos, que tiene ideas y quiere expresarlas en el mundo, que si no está trabajando en sus proyectos no se siente llena. Ser mamá, para mi mamá, nunca fue convertirse en una figura materna dejando de lado todo lo demás, sino vivir siendo Gilda Ortiz a la par de sus hijos.
Nos dedicó todo el tiempo del mundo, nos cosió todos los disfraces de Halloween y las obras de teatro de la escuela, nos llevaba donde quisiéramos y nos conseguía lo que necesitábamos. Hoy todavía es así. Porque ella no hacía eso pensando que estaba siendo buena mamá, lo hacía todo con amor y con cariño porque es como hace todas las cosas en su vida.
Yo creo que mi mamá nunca ha tenido una batalla mental entre ser mamá y ser su propia persona porque ella siempre es su propia persona, cada segundo del día. Expresar su amor y responsabilidad maternal es parte de lo que ella es como persona. Igual que expresar su disciplina y creatividad en su trabajo, en los disfraces y en las fiestas elaboradas de cumpleaños.
De mi mamá estoy aprendiendo todos los días que no tengo que estresarme por ser buen papá si estoy viviendo la vida tratando de expresar lo que soy, siendo la mejor persona que puedo hacer, con mi hija a mi lado. No tengo que ser Juan Papá y Juan Persona, tengo que solo ser Juan y tratar de expresar todo lo que es Juan CON mi hija.
Eso significa que tampoco tengo que ser Juan Profesional vs Juan Pareja vs Juan Amigo — solo tengo que ser Juan. No tengo que pensar en mi vida como cosas separadas y que tengo que estar pasando de una a otra; eso genera frustración y disatisfacción si tengo que pasar de una que me gusta más a una que me gusta menos. Lo único que tengo que hacer es entender cuál es el valor que puedo aportar a cada situación y cómo puedo expresar la persona que soy y hacerlo en cada contexto según las responsabilidades y características de ese contexto.
La persona que soy es papá, la idea no es dejar de serlo en unas situaciones sino expresarlo siempre. Igual que la persona que soy es creativa y tiene ganas de ayudar y es disciplinada y le gustan los retos. Voy a traer todo eso a cada parte de mi vida, no separarla por partes según la situación.
Si hago eso, si soy 100% Juan en cada una de las facetas de mi vida, voy a terminar siendo buen papá y buen hijo y buen hermano y buen amigo y buena pareja y buen profesional.
Me ha dado paz escribir esto. Me enseña que solo tengo que esforzar las cosas que me hacen yo al máximo a la par de mi hija, no parar las otras cosas de mi vida para ser papá. Saber que solo tengo que ser yo al 100% me da confianza de que voy a poder atacar todo con ganas y hacer lo mejor para mi familia y para mi. Sobre todo porque tengo el ejemplo de que se puede hacer y hacer bien: el de Gilda Ortiz, que una de las muchas manera en que nos expresó lo épica que es la vida es siendo mamá.
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