Lo que aprendí de Michelangelo sobre nuestros procesos y nuestros resultados

"Cualquiera falla cuando está tirando con una cerbatana torcida." - Michelangelo

Miguel Ángel le escribió esta frase a un amigo quejándose de las condiciones fatales en las que tenía que pintar u obra maestra, la Capilla Sistina. Estaba contorsionado en un andamio, viendo hacia arriba todo el tiempo con la pintura gotéandole en la cara y su brazo obligado a estar en posiciones rarísimas.

Con esa frase casi que se estaba excusando con su amigo y tal vez consigo mismo, le estaba diciendo algo como: “No hay manera de que esto quede bien porque a nadie le podría quedar bien en estas condiciones.”

Todos tenemos estructuras y procesos con los que vivimos nuestras vidas. Nos guían la manera en que tomamos decisiones, la manera en que trabajamos, cómo buscamos salud y hasta cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con otros. Los resultados que obtenemos dependen de esos procesos y las condiciones en que los corremos. Si tenemos buenos procesos en buenas condiciones, vamos a tener buenos resultados.

El proceso define el resultado. Esto es lo que está tratando de decir Miguel Ángel: si la cerbatana (el proceso) está torcida, nadie - ni la persona más habilidosa - puede hacer un buen tiro.

• No podemos comer mal y creer que lo vamos a arreglar con ejercicio.
• No podemos hacer malos ejercicios y creer que vamos a mejorar.
• No podemos tener buenas ideas con malos procesos de pensamiento.
• No podemos producir trabajo épico si no tenemos buenas hábitos y procesos de trabajo.
• No podemos a tener una buena relación con nosotros mismos ni con nadie más si las estructuras de afecto, respeto y comunicación que tenemos están quebradas.

Por más que estemos dispuestos a trabajar duro y hacer sacrificios, si los procesos a los que aplicamos ese trabajo y empeño están torcidos, el tiro va a salir mal.