Nadie nunca hizo burpees por accidente.
Escuché esa frase un día, o la leí, no me acuerdo. Pero no he dejado de pensar en la increíble verdad de vida que es. ¡Piénsenlo! ¡Es cierto!
Nadie decide comerse una dona y por accidente termina haciendo burpees. Nadie decide poner Netflix y por accidente termina haciendo burpees. Un ejercicio que el 95% de la población odia (y el otro 5% sabe lo difícil que es) no se hace por accidente.
Nada de lo que nos hace bien pasa por accidente, es un acto intencional.
Siempre va a haber una excusa para no hacerlo. Siempre el camino de menos fricción va a ser el de la salida fácil. Tenemos que dedicar energía y tiempo a buscar las razones para sí hacerlo, para decidir tomar el camino más difícil de hacer las cosas que nos hacen bien.
Si entendemos esto, para cualquier proyecto importante que nos ponemos podemos tomar la decisión de ser intencionales desde el inicio. Vamos a saber que las cosas que queremos no van a pasar accidentalmente de manera involuntaria y eso nos va a llevar a ser intencionales. A sacar el calendario y separar tiempo para esas cosas, a crear estructuras y rutinas de vida que permitan hacerlo, a calendarizar Netflix y buscar descanso real o buscar la ayuda de los asesores expertos.
Pero sobre todo vamos a poder dejar de fantasear por una meta que se logra solo porque deseamos que se logre y vamos a hacer el trabajo intencional de buscarla.
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