Parálisis por análisis. Hablo con muchísima gente que me dice que le cuesta tomar decisiones, que tiene “parálisis por análisis”. Lo que quieren decir es que están analizando los posibles resultados de más de una posible decisión. Pero más que eso, lo que los paraliza es que no saben el resultado de ninguna de las posibles decisiones y eso da miedo.
Si sólo tuviéramos una opción, aunque no supiéramos el resultado, no nos quedaría más que actuar sobre esa única alternativa y hacer todo lo posible para que el resultado sea lo mejor posible.
Pero como tenemos varias, ¿a cuál escogemos darle nuestro tiempo? Sobre todo, ¿cuál escogemos sabiendo que estamos renunciando a las otras opciones?
Si seguimos enmarcando una “toma de decisión” como un evento en el que tenemos que maximizar un resultado siempre vamos a estar perdidos. ¡Con razón estamos paralizados! No estamos tomando una decisión, estamos tratando de predecir el futuro para poder escoger el resultado que nos de mejores resultados y eso es imposible.
¿Qué tal si comenzamos a enmarcar nuestras decisiones no como optimización de resultados sino como un disparador de acción?
Una decisión debería de entenderse como escoger la próxima acción inmediata de una ruta. Sí, al fina de la ruta habrán resultados (buenos o malos), pero la única manera de saber es tomar acción.
O sea, tomar una decisión no es escoger resultados para nuestro futuro (eso es imposible). Tomar una decisión significa escoger actuar para obtener unos resultados en el futuro*.
*Unos resultados que se van a ver afectados por muchísimos más factores, la mayoría fuera de nuestro control, más allá de la decisión que tomamos.
Igualmente tomar la decisión de tomar acción es difícil porque fundamentalmente, al escoger una acción estoy dejando de escoger otras y "¿cómo sé cuál es mejor?", pero…y este es el pero más importante: acción = acción = acción.
La verdad es que cualquier acción que escojamos (que nos mueva hacia adelante, por supuesto) es buena.
Es buena porque nos permite dejar de pensar en todas las otras acciones y enfocar nuestro tiempo, energía y recursos en esta (nos permite “des-paralizarnos”).
Y es buena porque nos permite analizar los resultados reales de esa acción una vez que la tomamos. Poder ver esos resultados reales nos permite escoger la próxima acción sin pretender predecir un futuro impredecible.
Si pensamos que tomar una decisión es decidir nuestro futuro nos vamos a paralizar. ¡Obvio! ¿A quién no le daría ansiedad pensar que su futuro depende de decidir algo basado en unos resultados impredecibles?
Si pensamos que tomar una decisión es escoger la próxima acción inmediata de una ruta podemos entonces actuar y comenzar a caminar una ruta que que produzca resultados.
Además, la belleza de las decisiones es que podemos cambiarlas. Siempre.
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