Por más buena que sean nuestras ideas no podemos esperar que todo el mundo nos lea, escuche o ponga atención.
Por más buenos que sean nuestros productos o servicios no podemos esperar que todo el mundo nos compre, recomiende o halague.
Por ejemplo, mi newsletter lo abren entre 30-50% de la gente. De los que lo abren el 10% o menos clickea los links que comparto. Y únicamente el 0.3% me responde o lo recomienda.
Mi instagram tiene 5,956 followers y en un buen día 1000 (17%) personas vieron un story o 150 (2.5%) likearon un post. ¿Y de esos que sí ven el contenido cuántos realmente ponen atención o toman acción? Pocos.
¡OJO! Estos números no son bajos, de hecho son un poco más altos que los estándares de industria.
Cuando le hablamos de nuestras ideas a nuestro jefe, amigos, audiencia o clientes, tenemos que entender que no todos van a escuchar. De los que sí escuchan no todos van a poner atención y de los que sí ponen atención sólo algunos (pocos) van a tomar acción.
¡Eso no significa que la idea sea mala!
Eso significa que la gente tienen otras cosas que hacer, está pensando en otros problemas que tiene o nada más no están listos para tomar acción.
Pensar en estos "escalones" o "capas" de la gente que consume, pone atención y toma acción me ha ayudado a tener más paz con mis procesos creativos, entender que no es un reflejo real del valor de lo que hago, entender que está bien comunicar mis ideas con más frecuencia con el fin de que le llegue a más gente y entender mejor los resultados.
¿Qué piensan ustedes?
Cero spam. Sólo mis mejores ideas y de vez en cuando anuncio de productos épicos diseñados para ayudarles a diseñar sus vidas y/o mejorar sus habilidades de negocios.