Cuando viví en EEUU de 9-10 años, se hablaba mucho de los “misfits”, personas que no encajan al molde, pero de manera negativa.
Después, estudiando negocios, emprendimientos y casos de éxito la palabra “misfit” para describir a personas que no encajaban al molde (no eran ordinarios) y aún así lograron éxito. De hecho, en ese contexto se siente que el mismo hecho de ser un “misfit” es lo que llevó a esa persona a tener éxito (Elon Musk, Steve Jobs, Marie Curie, etc). Estos “misfits” no encajaban de la manera que otros querían que encajaran pero encajaron perfectamente con otra visión de mundo y, al no buscar encajar a “lo común”, lograron éxito propio y para la humanidad.
La traducción literal de “misfit” es “inadaptado”.
Qué increíble como el idioma afecta todo, la cultura, las creencias, todo. Mientras que “misfit” culturalmente puede tener connotaciones negativas y positivas, “inadaptado” tiene únicamente connotaciones negativas.
No haberse adaptado implica la existencia una única versión “correcta” a la que todo el mundo se adaptó, menos el inadaptado, que se quedó atrás en la versión “incorrecta”.
Mientras que un “misfit” que no encaja a un molde puede encontrar su molde en otras visiones de mundo, al describir a alguien como “inadaptado” no dejamos espacio para otros lugares donde sí pueda “encajar”.
¿Será que en unas culturas el idioma permite poder imaginarse diferentes escenarios “válidos” mientras que en otros el idioma nos lleva a pensar en “una única versión correcta” y las demás son incorrectas?
Para cambiar el mundo o para crecer personalmente tenemos que tener la convicción de que hay una versión mejor que la versión correcta que se vive actualmente. No podemos encajar con el ideal actual, porque en ese caso no habría razón para actuar. Si creemos que hay una solo versión válida, que uno se adapta o es un inadaptado, es imposible crecer.
En otras palabras, nos beneficia más el título de “misfit” que de inadaptado. No son lo mismo, aunque Google Translate diga que sí.
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