Ser realmente libres significa ejercer la libertad de poder escoger.
Escoger qué hacer con nuestras vidas, con nuestro trabajo, con nuestra salud. Muchos creemos que somos libres, cuando en realidad no somos - porque no escogemos.
No escogemos porque nos da miedo la responsabilidad de tomar esa decisión.
El filósofo danés Soren Kierkeegaard lo llamó "la alarmante posibilidad de poder escoger" (cita textual: "the alarming possibility of being able").
Escoger implica comprometerse a un resultado y eso trae ansiedad e incertidumbre. Cuando tengo opciones, ¿cómo sé cuál es la correcta?
No sabemos vivir con esa ansiedad de los resultados con son consecuencia de nuestra decisión y, por ende, nuestra responsabilidad. Para manejarla decidimos no escoger, porque al no escoger no tengo que lidiar con los posibles resultados. Y si no escogemos no somos libres.
Cuando aprendamos a aceptar la incertidumbre de nuestras decisiones, vamos a poder escoger y al ejercer la oportunidad de escoger, somos libres.
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