Todas las semanas veo gente que está furiosa porque están en tráfico camino al trabajo. O gente quejándose del mismo cliente que siempre los trata mal.
Y sí, los entiendo, el tráfico nos quita tiempo y trabajar con clientes que no nos valoran es lo peor. Podemos sentirnos mal, está bien.
Pero también podemos decir que no. Podemos escoger no estar en esa presa y salir más temprano de la casa o podemos cambiar la ruta o podemos escoger un trabajo en otra parte de la ciudad.
También podemos decirle a un cliente que no. Que no trabajamos así y que podemos cambiar la manera en que trabajamos juntos o que nos trabajamos juntos.
Esas cosas son difíciles siempre. Podemos escoger no cambiar nada. Pero si vamos a escoger no cambiar nada vale la pena estar comprometido al 100%.
Vale la pena entender que esa presa es parte de esta decisión que usted escogió, que es parte del compromiso. Vale la pena entender que ese cliente que no lo trata como usted quiere le permite tener su oficina o pagar sus cuentas o ganarse un premio.
Hacer las cosas quejándose sin cambiar nada hace que sus sacrificios no tengan valor. Ese trabajo que le gusta y le paga las cuentas pierde valor porque la presa es más importante. Esa carrera que está tratando de construir pierde valor porque un mal cliente es más importante.
En realidad tenemos dos opciones: hacer el trabajo difícil de cambiar lo que nos hace quejarnos o hacer el trabajo difícil de aprender a aceptarlo como parte de algo más importante.
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