Yo les pongo a mis alumnos en la U y a clientes con los que consulta una tarea sencilla pero difícil: escribir muchas ideas. Es difícil. En parte porque no tenemos tanta práctica generando volumen, pero sobre todo porque lo más común que veo es que juzgan cada idea que tienen y se frustran porque no les gustan. Eso detiene la generación de ideas.
Si les doy la tarea de escribir 1,000 ideas se van a dar cuenta que la calidad subjetiva de esas ideas van a tener una distribución normal (en forma de campana), donde a los extremos van a tener menos ideas pésimas y brillantes y grueso de las ideas va a tener una calidad "promedio".
Las ideas "promedio" son tolerables, son las que nos hacen sentir más cómodos - no nos cuenta trabajo entenderlas, pensar en aplicarlas y no corremos mucho riesgo. Las ideas de los extremos (las pésimas y las brillantes) ¡son difíciles de manejar!
Esas ideas son pésimas o brillantes porque nunca las hemos visto antes, quiebran alguna regla, se salen de las restricciones, piensan en cosas que creíamos imposibles, etc. Las mismas cualidades que las hacen pésimas son las que hacen que otras sean brillantes.
La vida cambia cuando nos damos cuenta que el proceso para generar ideas brillantes es el mismo que para crear ideas pésimas. Si elimináramos ese proceso creativo para evitar tener ideas pésimas, también perderíamos la posibilidad de tener ideas brillantes.
He llegado a entender que parte de la definición de confianza creativa es poder estar cómodo trabajando con ideas irracionales, tanto como estamos cómodos trabajando con ideas racionales.
Las ideas pésimas son necesarias para tener ideas brillantes. Tener confianza en nuestras ideas pésimas es lo que va a generar las ideas brillantes.
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